martes, 13 de noviembre de 2012

San Marcos: Terremoto del 7 de noviembre (III)


Remis.


Casa Remis, meses antes del terremoto.
Hoy en la tarde decían que ya estaban abiertos los agujeros para colocar la dinamita, si esto es cierto, el edificio centenario más bonito de San Marcos caerá con toda la gloria de seguir dando de qué hablar pues será la primera estructura  implosionada del occidente de Guatemala, muerte digna e imponente para esa casa que albergó el primer estudio fotográfico de San Marcos  (de don Nicho Remis), que personificó al Maestro Constructor Enrique Menaldo, quien dio vida a nuestras calles con sus decoraciones impresionantes de mampostería, madera y ladrillo, que en los últimos tiempos fue mi lugar preferido para desayunar en el restaurante ubicado en su planta baja. Será, después de las vidas humanas, la pérdida más grande que tendrá nuestro valle. 

A estas horas, aún con la esperanza de una intervención prodigiosa por parte de Patrimonio Cultural, me despido con estas imágenes del excelente edificio.

En la pared del fondo hay una leyenda de grafitti que dice "Demolición Total. Dinamita." Fotografía de la noche de ayer.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

No entiendo que autoridad pude venir a decir esta si, esta no, y asi sucesivamente. Están actuando de manera arbitraria y casi con la impresión de querer decir que estan haciendo lo correcto. Ojalá intervenga a la brevedad una AUTORIDAD competente y diga: !!NO!! a la demolición del patrimonio artístico de San Marcos.
Entiendo la frialdad del pueblo ante tal situación, pero aun con todo y lo dañado que puedan estar muchas residencias, su valor histórico bien vale la pena el rescate.

Guillermo Chocano Alfaro dijo...

El rescate del Patrimonio es importante, a mi en lo personal, lo de la Casa Remis me llena de tristeza y me deja ver que los encargados del proceso son unos tarados (hablando en términos de academia y cultura general). A eso hay que agregarle que el 90% de los edificios históricos de San Marcos están en propiedad privada (siguen siendo casas de habitación) y el Ministerio de Cultura no cuenta con políticas de intervención para este tipo de situaciones administrativas y mis vecinos, puedo asegurar, no tienen el dinero para restaurar un edificio centenario aún cuando tienen el entendimiento y el corazón puestos en reconstruir la pequeña ciudad. Faltan leyes, falta voluntad en los funcionarios y, por ahora, nos queda nada más inventariar la historia de la mejor forma posible para que la huella de estos edificios sea imborrable.