martes, 21 de abril de 2009

Helados

El receso de las diez en Chuk'muk durante la temporda de enero de 2008 tenía sabor a helado de vainilla y el patojo que los vendía tenía la capacidad de hacer reir a cualquiera con la autoridad que imponía cuando los promotores y los arqueólogos lo acorralaban para pedirle el abasto respectivo. Desde aquellos días, nunca falta quien llegue a ofrecernos algo para calmar el calor mientras estamos excavando... ¡Son buenos los helados de Atitlán!
Esta escena, como otras semejantes, le dan un toque sublime a mi lugar de trabajo.

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