lunes, 17 de enero de 2011

Celeste...

Luna llena al atardecer, 21-12-2010, en una calle de la zona 2. Foto: G.Chocano.
 Esta fue la luna llena del atardecer del 21 de diciembre, día del solsticio de invierno, horas antes del eclipse total. Y, aun cuando es imposible captar todo el dejo sublime de tales acontecimientos celestes, la imagen es una forma de decir que aquel atardecer y la subsecuente madrugada, fueron una suerte de bendición en el sentido que las nubes cedieron su espacio para permitir que el montón de lunáticos que a cada rato miramos para arriba nos entretuviéramos un buen rato.
Y también esa noche ha traído a la mente las temporadas de campo y de mapeo en Sacapulas pues, en la antigua Chu'Taxtyoox, dejamos como una promesa postergada las visitas al filo de la penumbra para observar desde los templos el recorrido de la luna y el sol que, con toda seguridad, planteó los lineamientos a seguir por los urbanistas del Posclásico Tardío...
Ocaso de un día de noviembre en San Juan Sacatepéquez, Guatemala. Foto: G.Chocano.
Así, desde mediados de noviembre, cuando al fin cedió la lluvia amarga del año anterior, observar el cielo se convirtió en un deleite (o una forma cursi de perder el tiempo), imaginando que, en el ocaso de la tarde, se ve reflejado también el fin de los tiempos todos, como presagio apocalíptico de la delicada situación actual que contrasta (igual que cielo, luna, sol, árboles, nubes y cables) con el esplendor del paso de cada una de estas pequeñas eras que nacen y mueren cada día.