Polvo.
Estas son nuestras calles, acá vivimos y andamos. A partir
del evento geológico del 7 de noviembre, la situación es deprimente. Las lindas
callecitas de San Marcos ahora forman parte de un valle polvoriento, en una
postal que pinta un panorama como de villa ubicada en medio del desierto. La
ciudad que se engalana con sus monumentos de comienzos del siglo XX, para hoy,
ya no es lo mismo. Los rumores de pérdida van confirmándose con el pasar de las
horas, es así que las demoliciones comenzaron ayer frente al Chalet San Miguel,
en la Calle Real, en los alrededores de la Bonilla (en las calles donde vivió
la familia de mi mamá), en el Cantón Santo Domingo, casa tras casa “en polvo te
convertirás” así seas casita de habitación o edificio histórico (como el Edificio
Remis) y la vida, de todas formas sigue. La calamidad entre todo deja saldo
positivo, esa unidad marquense donde todos tratamos de levantarnos juntos entre
víveres, agua purificada, tractores, ingenieros y polvo.
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