martes, 20 de noviembre de 2012

San Marcos: Terremoto del 7 de noviembre (IV)

Caminata.

Desde el 7 de noviembre por la tarde, luego del terremoto, la sociedad del Valle Central de San Marcos abre un nuevo sendero. No estaba muy claro de la magnitud de la situación en la ciudad hasta que comenzaron las demoliciones. Ahora sí, los daños se perciben a pleno cuando uno pasa por esas calles donde tanto solar quedó vacío. Esas demoliciones son un caos de emociones y esas fotos que se publican en el facebook, que cada amigo sube para mostrar el antes y el después de su vivienda (de lo que fue) pega fuerte en la cabeza y en el corazón.

Pero desde la noche del 7 arrancó la caminata. El montaje de albergues tan a tiempo, la ayuda canalizada por medio del Club Rotario, de la Parroquia de San Marcos, de la CONRED y de otras instituciones grandes ha sido un alivio y también una empresa de unión. Y los aportes pequeñitos de particulares que se han convertido en grandes donaciones porque llegan a donde el Estado y la iniciativa privada no llegan. Es así como se reconstruye el camino y se da el primer paso.

Luego nos encontramos todos en el camino, algo asustados, pero despiertos, haciendo lo que nos toca y un poco más, acarreando víveres, láminas y muebles, llevando sueños e ideas frescas, que tienen que ser energía suficiente para darle vida, otra vez, a las ciudades gemelas del Valle Central de San Marcos.




martes, 13 de noviembre de 2012

San Marcos: Terremoto del 7 de noviembre (III)


Remis.


Casa Remis, meses antes del terremoto.
Hoy en la tarde decían que ya estaban abiertos los agujeros para colocar la dinamita, si esto es cierto, el edificio centenario más bonito de San Marcos caerá con toda la gloria de seguir dando de qué hablar pues será la primera estructura  implosionada del occidente de Guatemala, muerte digna e imponente para esa casa que albergó el primer estudio fotográfico de San Marcos  (de don Nicho Remis), que personificó al Maestro Constructor Enrique Menaldo, quien dio vida a nuestras calles con sus decoraciones impresionantes de mampostería, madera y ladrillo, que en los últimos tiempos fue mi lugar preferido para desayunar en el restaurante ubicado en su planta baja. Será, después de las vidas humanas, la pérdida más grande que tendrá nuestro valle. 

A estas horas, aún con la esperanza de una intervención prodigiosa por parte de Patrimonio Cultural, me despido con estas imágenes del excelente edificio.

En la pared del fondo hay una leyenda de grafitti que dice "Demolición Total. Dinamita." Fotografía de la noche de ayer.




San Marcos: Terremoto del 7 de noviembre (II)


Polvo.

Estas son nuestras calles, acá vivimos y andamos. A partir del evento geológico del 7 de noviembre, la situación es deprimente. Las lindas callecitas de San Marcos ahora forman parte de un valle polvoriento, en una postal que pinta un panorama como de villa ubicada en medio del desierto. La ciudad que se engalana con sus monumentos de comienzos del siglo XX, para hoy, ya no es lo mismo. Los rumores de pérdida van confirmándose con el pasar de las horas, es así que las demoliciones comenzaron ayer frente al Chalet San Miguel, en la Calle Real, en los alrededores de la Bonilla (en las calles donde vivió la familia de mi mamá), en el Cantón Santo Domingo, casa tras casa “en polvo te convertirás” así seas casita de habitación o edificio histórico (como el Edificio Remis) y la vida, de todas formas sigue. La calamidad entre todo deja saldo positivo, esa unidad marquense donde todos tratamos de levantarnos juntos entre víveres, agua purificada, tractores, ingenieros y polvo. 



sábado, 10 de noviembre de 2012

San Marcos: Terremoto del 7 de noviembre

Para el día de hoy las labores de demolición han comenzado en la cabecera departamental.

La mañana del 7 de noviembre comenzó con un movimiento sísmico de magnas proporciones que, a eso de las 10 de la noche ya había sido declarado oficialmente como terremoto. Haciendo la cuenta, el evento  causó daños severos a todas las casas de los cascos urbanos de San Marcos y San Pedro, entre otros municipios. El susto generalizado y la gente comenzando a limpiar los escombros en sus casas se vieron desde los minutos siguientes y, ya para las cuatro, la población hacia el recuento de daños.

Yo he visto con tristeza que las casas de varios amigos quedaron inservibles y, de plano, dada mi profesión he visto con tristeza como los monumentos históricos, en especial las casas de inicios del siglo XX se van cayendo a pedazos, que algunas tendrán que ser demolidas y que, si pretendemos conservar alguna, habrá que esperar una intervención eficaz de las autoridades de Patrimonio Cultural que puedan gestionar los recursos necesarios para tal efecto. De la población he de decir que me parece que todos tienen una actitud positiva y, desde las posibilidades de cada uno, se ha hecho el esfuerzo por  salir adelante en estos primeros días. Fuera de todo, ahora queda demostrado que tenemos la unidad necesaria para sacar adelante a nuestra pequeña ciudad.











lunes, 29 de octubre de 2012

Sierra adentro: Joyas históricas de los Cuchumatanes

Parte Primera

Desde el pie de la Sierra partimos. Este recorrido lo habré hecho decenas de veces para encontrarme con la historia y, ahora que es recuerdo, lo inicio allí, en el valle del río San Juan, en el arranque de las montañas más imponentes de Guatemala: Los Cuchumatanes. 
Este es Chalchitán, un sitio con mil ochocientos años de historia ininterrumpida, con evidencias arqueológicas que datan del Clásico Temprano. El territorio que ocupa es una planicie aluvial impresionante, aprovechado para el cultivo, de maíz en origen y de cebolla después, que floreció en conjunto con sus productores gracias a la instalación de un sistema de canales que datan, por lo menos, de 1,000 años atrás. Estas acequias prehispánicas transportan el líquido desde el caudal que nace entre las piedras que corresponde al río San Juan, el afluente más conocido y visitado de la cuenca alta del río Chixoy y permitieron contar con abasto para una sociedad productiva, llena de relaciones comerciales identificadas a partir de restos de cerámica, hallazgos de jade y construcciones que refieren un patrón de asentamiento similar al de Kaminaljuyú: Montículos alineados, construcciones de barro estucadas y todo su universo girando alrededor del agua.  


En la fotografía de arriba, se perciben los cultivos de ajo y cebolla actuales desde la cima de uno de los montículos prehispánicos que forman parte del paisaje urbano actual del municipio y sitio arqueológico de Chalchitán.


El viaje continúa para adentrarse en la Sierra, treinta minutos después (siempre, sin error en el tiempo) aparece Chiantla, el corazón de la metalurgia guatemalteca, pequeña ciudad de ascendencia hispana donde se procesa el bronce y donde alguna vez también se trabajó la plata, misma con la cual se fabricaron las vestiduras de la Virgen de Candelaria. Esta imagen que acompaña el texto corresponde a la torre del reloj del siglo XIX, que guarda el mismo estilo constructivo de la torre que se ubica en Momostenango, prueba del desarrollo del partido de Huehuetenango, al cual pertenecían ambos municipios, durante los primeros años de la época independiente.

Aún con el gusto y mis labores en el campo de lo prehispánico, este poblado pequeñito es el paraje que más fascinación me causa en todo el territorio de los Cuchumatanes, por su vida tranquila y su naturaleza artesana de celajes que enmarcan las montañas.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Casa No’j y las patéticas decisiones ajenas.


El día sábado 20 de octubre salió a la luz pública una idiotez fraguada en la concejalía quetzalteca. La sola idea de convertir el Centro Cultural de Xela en una sede para las oficinas de los funcionarios municipales es noticia  para tirarse del pelo y, con todo, la propuesta del concejal décimo, Jorge Rodríguez, va por esa línea (ver nota en http://elquetzalteco.com.gt/quetzaltenango/concejales-vedar-cultura),  pretendiendo transformar Casa No’j en una cueva de ladrones, de funcionarios ineptos que, ni cambiando sus cuchitriles por la impresionante construcción decimonónica van a producir algo bueno para la sociedad altense.


 Es comprensible más no justificable tan patético razonamiento (si existe razón en tal grado de estupidez) ya que hemos visto la manera como la comuna de Quetzaltenango mete la pata en repetidas (y no pocas) ocasiones y tomar un edificio emblemático del centro histórico serviría para legitimar la gloria y el poder de la ignominia en el occidente de Guatemala. Las razones que pueda aducir el concejal, que vayan desde falta de espacio hasta el gusto por abusar del poder, no pueden tener lugar en el país o en ninguna sociedad que pretenda denominarse civilizada, porque dejar a un pueblo sin difusión de las artes y la historia únicamente propiciará  el enraizamiento de una identidad basada en el futbol y la comida… pero Quetzaltenango es más que eso: esta metrópoli, ahora desordenada y con más problemas urbanos que cualquier otra en el país (la mayoría por ineficiencia de las autoridades locales), es una de las áreas geográficas de América Central que mayor producción artística ha tenido desde el siglo XIX. Los arquitectos italianos instalados en su mismo corazón y sus descendientes, han aportado al mundo entero un espacio urbano mágico. Los pintores y músicos han conjugado arte, calles y volcanes para darle vida al mestizo y liberal espíritu altense y cada uno de estos genios han postrado su obra en los muros de la ciudad, en las butacas de sus teatros, en el oído y el alma de los chapines. Y  Casa No’j es el espacio vital de un país dinámico, el único espacio público en toda la región que no distingue clase, que alberga el arte sin esnobismos, con el orgullo de ser de acá: de Guate, de Occidente… de Xela.

 Cada muestra de las artes que tiene lugar en el Centro Cultural de Xela es un paso que Guatemala da hacia adelante, esas exposiciones y eventos a donde acuden más de 100 personas a una inauguración, en un país donde todos creen que a nadie le importa, es la mejor excusa que tenemos para preservar y vitalizar este espacio, para llamar a las protestas así como se llama cuando hay pobreza y hambre, porque el ser humano también necesita del alimento para el espíritu, ese que nace con la difusión de la cultura. Allende lo anterior, el inmueble de Casa No’j fue restaurado con apoyo de amigos extranjeros que dieron su aporte con la única finalidad de convertir una obra magna de la arquitectura en casa de artistas  y ventana de la cultura para el mundo entero.

 Esta vez la vergüenza tiene nombre y apellido y hasta un puesto en el Concejo Municipal de la Emérita Ciudad de Quetzaltenango, esta vez el corazón de la cultura siente rabia, porque Casa No’j, que es la casa de todos, no debe convertirse en una pocilga de burócratas. Y si eso quieren, si no van a darle a la cultura otra alternativa, entonces insto al Concejo a que, como prima por el desalojo, pague recuperando todas las aceras de la zona 1 a la 7, reparando todos los drenajes pluviales (comenzando en Pacajá y terminando en la zona 3), resolviendo de tajo todos los abusos que cometen a diario los microbuseros con la venia de la comuna, pavimentando ese montón de callejones lodosos, pagando la deuda de la luz, limpiando la Terminal de buses y ordenando la misma para que los usuarios caminen seguros y en un ambiente sano y, por último, que edifiquen un centro cultural a la altura del Teatro de la Ópera de Sidney para que ese espacio vital no muera. Después de todo eso  y solo después, daremos pauta los artistas y ciudadanos comprometidos para que muevan a la gente, a las obras de arte y a cada uno de los que visitamos y vivimos Casa No’j, porque, de no ser así, ese lema tan expresivo de, “Arte  y Cultura en Xela” va tener que cambiar por algo así como “Estupidez y prepotencia en Quetzaltenango”… pero debemos aplicarnos y recordar que nosotros, población entera, podemos exigir el respeto de nuestros espacios y presentar una oposición recia y elegante (como artistas, sin violencia) ante las necedades de un concejal que tiene de culto lo que yo de astronauta.

Yemo Chocano Alfaro, ciudadano de la República de Guatemala

Ciudad de Quetzaltenango, 24 de octubre de 2012

domingo, 14 de octubre de 2012

Los caminos del agua 1: y tanto va el cántaro...

Estas dos imágenes corresponden al acueducto de Tejutla, una de las obras de finales de la Época Hispánica más imponentes del altiplano marquense. Este sistema de arquería de medio punto construido de mampostería, piedra y ladrillo puede observarse en una serie de vestigios a lo largo del "camino del agua" y se encuentra en grave riesgo de desaparecer. 
La importancia de esta obra de la ingeniería de finales del siglo XVIII radica en la calidad de construcción que soportó la embestida de la tierra provocada por el nacimiento del volcán Santiaguito, hecho geográfico que cambió por completo la configuración del paisaje de San Marcos y Quetzaltenango, causando, entre otros estragos, la ruina de la antigua iglesia de San Pedro Apóstol en San Pedro Sacatepéquez y los daños irreversibles al Cuartel de San Marcos que terminó demolido a principios de los años 80s. 


Los datos históricos del acueducto son escasos, su fecha exacta de construcción es incierta y su utilidad para la población se infiere pero no cuenta con registros escritos, es menester de arqueólogos e historiadores resolver sus enigmas. A través de la referencia visual muestro, en la fotografía de la parte superior, uno de los arcos menores que permitían el traslado de liquido hacia la población (corresponde al tramo medio) y, en la foto inferior, se observa el mismo acueducto a su paso por el sector de Los Arcos en jurisdicción de la  aldea Esquipulas. Los daños en cada uno de los sectores se van desde los desprendimientos de tierra en el camino del agua, pasando por la nula actividad de consolidación y conservación hasta la destrucción sistemática por parte de una familia de pobladores que viven literalmente al pie del sistema de arcos, empleando dos de éstos como muros exteriores de su vivienda y colocando todo tipo de elementos intrusivos en los muros de mampostería. Pero el mayor de sus detractores es la indiferencia de la población local y de la autoridad municipal aunando a la ausencia de representantes del Departamento de Monumentos Prehispánicos y Coloniales de la Dirección del Patrimonio Cultural que, con sus omisos (los de todos estos sectores) están dejando que esta edificación tan resistente sucumba ante la mano de los habitantes y la fuerza de una naturaleza deteriorada por la misma mano. 
  

Y vuelta a lo mismo, para los marquenses y, en especial medida, para los vecinos tejutlecos, debe convertirse en una necesidad preservar este monumento pues la construcción de la identidad local está basada en su patrimonio histórico y cultural, esperaría que en algún momento, podamos integrarnos de manera que cada uno, desde su especialidad, pongamos nuestro empeño en hacer algo trascendente en ese espacio donde algunos vivimos donde otros crecieron y al que todos los aludidos le guardamos un cariño entrañable... entonces, insisto: ¿Qué hacemos?


miércoles, 19 de septiembre de 2012

Hay de desastres....



Este tiradero lo provocó una curva y un carrito desgobernado que embistió al camión de las gaseosas. En plena interamericana, campesinos y automovilistas nos detuvimos para auxiliar al camionero que tenía la pena del tránsito detenido y de la continuidad de su ruta. Poco más de media hora nos llevó a los presentes, unos veinte individuos quizá dentro de los cuáles nadie se quedó solo mirando, subir todas las cajas del flanco izquierdo del camión, haciendo cadena humana y apoyando las labores de recuperacióon de botellas que no se hubiesen quebrado... desastre de proporciones bárbaras para los amantes de la coca-cola: un regero de gaseosa, chayes y embaces plásticos de unos 20 metros... y una anécdota más para contar inmediatamente después de guardar la moto y entrar a la casa.   



En el cerro de las rodelas...

Ciudad de Chimaltenango, puerta del occidente del país.  


Si hay algún lugar sobre la tierra que puede causarme sentimientos encontrados es este, todo depende de la dirección en que vaya, aunque por lo general es un alivio, sobre todo andando en bus, viniendo del oeste porque es acá donde sé que he sorteado la región de asaltos demarcada entre Sololá y Zaragoza, Chimaltenango (Pasando por Los Encuentros, Las Trampas, Chupol y Cipresales) y, haciendo el camino a la inversa, porque veo la Ciudad cada vez más lejos y, por ende, mi casa más cerca. 
Acá se quedó mi abuelo Armando, cerca de la plaza de Santa Ana, de su último viaje (ese que no tiene retorno) tuve noticia meses después de acaecido el deceso. Aún cuando llego me pesa su ausencia y esa es otra de las razones por las que preferiría seguir de largo, pero los motivos me sobran para quedarme y dar la vuelta por la plaza, caminar alrededor de la fuente (entre las más antiguas de Guatemala) y ver a esos dragones que nadie mira, esos que en realidad son gárgolas con efigie de pájaro, o andar hacia la Interamericana, cruzar y dirigirme hacia la Alameda y recordarme que ando sobre los restos de un acueducto del siglo XVIII que, como tantas otras cosas, quedó enterrado para eterna memoria. 

La Ciudad Amurallada o Cerro de Las Rodelas es también, por ratos, mi casa, es el inevitable camino del oeste, es la historia detenida...


Huitán: ante los ojos de nadie

Porque sucede a diario y hasta en quienes sabemos priva el olvido. Huitán, enmarcado en las montañas de la Cordillera Central de Guatemala, al norte de los volcanes, es uno de esos municipios que la mayoría de guatemaltecos apenas hemos oído mentar. Como paraje, es un punto imponente donde predominan los celajes, hace frío y, como no tiene grandes rótulos publicitarios, el paisaje se impone y deja una sensación de calma... y de ahí para adelante, es puro contraste.

Hablando un poco de números, Huitán cuenta con una población predominantemente maya hablante, mayoría de escaso poder adquisitivo y que ostenta la nada honrosa primera posición en el listado de municipios con alto índice de desnutrición crónica en el departamento de Quetzaltenango y sucede que en tierras que dan para varios cultivos y para el pastoreo de ganado lanar, no crece ni el asfalto porque la pésima administración pública solo se recuerda de este pueblito cuando hay que llamar la atención de la prensa y decir que algo se está haciendo por la salud (la niñez, contra el hambre, la agricultura, el desarrollo...) y luego, de nuevo al olvido por meses. Así pasa en Huitán, en Santiago Chimaltenango, en Concepción Tutuapa, en cada lugar del occidente que visitan las autoridades de Seguridad Alimentaria y las personalidades de Estado y todos los demás venimos y lo vemos como ver llover.


En el espacio personal, este viaje por Paxoj, Huitán -imagen supra-, en labor de acompañamiento a las futuras nutricionistas de Quetzaltenango para realizar un barrido nutricional (medición de peso y talla de los niños en edad preescolar para detectar índices de desnutrición) -imagen infra- y las visitas al Hospital Nacional de Occidente  (de mis cada vez más en lontananza labores en la SESAN), dejaron mi espíritu en la misma situación que está el municipio referido: contradicción total. Me indigna tanta pantomima estatal contrapuesta al esfuerzo de estas futuras profesionales a quienes, en mayoría, sí les importa y hacen lo que está en sus manos, me mueve el tapete la "gracia" esa de tanto ixchoquito desnutrido con el futuro truncado desde los primeros meses de vida y me conmueve que, aún así, sonríen (más que yo, por lo menos), me maravilla el paisaje y creo que se puede, pero sucede que, cuando la cosa aparenta como que comienza a andar bien, luego resulta que siempre no.  
  

Por los caminos de Paxoj, lo incierto es todo y sucede que es,, al final, adonde hay que ir, en donde hay que comenzar a olvidarnos del olvido.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Dar algo...

Fin de semana de trabajo. La actividad comienza desde viernes y resulta que, a la media noche nada estaba listo, solo quedaba esperar que al otro día, por arte de magia, los cabezones de la organización hubiesen resuelto el asunto de los buses y la logística para llevar a millar y centavos de personas hacia algunas comunidades de Xela. 


Destacado en Flores Costa Cuca (La Violeta de América), quedó a mi cargo la coordinación, en conjunto con la alcaldía local, de cien personas que participarían de la dinámica de convivencia en la casa de una familia en riesgo o con problemas de desnutrición. De la actividad en sí, motivaciones políticas y cosméticas,  poco o nada vale la pena comentar, no obstante, la experiencia vivida en las comunidades resulta en una confirmación del sinsentido de la vida en este país: mucho en manos de pocos y nada en boca de muchos. Alcancé a ver durante la supervisión de la actividad a muchas familias con problemas de vivienda serios, limitado acceso a las fuentes de trabajo y al alimento, escasez de agua, contaminación... y todo aunado a políticas asistencialistas erróneas y abusos constantes de los propietarios de las fincas del hule cercanas. También caí en la cuenta que entre toda la gente participante, para no variar, fueron los estudiantes de la USAC los que terminaron comportándose como patanes durante las horas posteriores a la convivencia con las familias y que la cantidad de recursos invertidos tendrá, eventualmente, escasos resultados. Asimismo, las poblaciones de la boca costa se vuelven invisibles debido a que los medios de comunicación y de las autoridades estatales fijan su atención a la población indígena y se les olvida que en este país los mestizos forman un grupo grande con problemas tan serios como los de la gente del altiplano (igual que la gente de las periferias urbanas)... así que, al final, los pobladores quedan aislados por la pobreza, por los bosques muertos del hule y por el desinterés de autoridades y prensa.    


Y entre la pobreza y la mal llamada viveza, se ven imágenes como la de abajo, donde se aprecian los restos del puente de la vía férrea que comunicaba los puertos de la Costa Oeste de Guatemala, víctima de la fiebre de la chatarra que dejó una vía de acceso limitada entre la cabecera municipal y las aldeas que dan hacia el límite con Coatepeque, que, al final, son el reflejo de la idiotez colectiva, de la desidia de los guatemaltecos y de la mala suerte que corre el patrimonio nacional que va por el mismo camino que la vida de las personas que viven en estas áreas... y para arreglar todo esto debiésemos todos dar algo, de ahí a que pase, aún lo veo lejos.


lunes, 9 de abril de 2012

Trencito (de playa y frontera parte 3)

Confieso que los campos de feria me causan terror... me parecen lugares sombríos, meras réplicas del desarrollo industrial con muchos puntos ciegos donde cualquiera puede esperar para cometer alguna fechoría. Pero igual, este sábado terminé arrastrado por los patojos del campeonato de voley playa y paré sacando algunas imágenes como esta de arriba. La imagen es terriblemente nostálgica, de esa cuenta decidí agregarle desde la toma original un filtro cálido (ideal para atardeceres) con la pretención de alcanzar esos tonos ferrosos, como de recuerdo, que me llevan de vuelta a los campos del Hipódromo de Norte, al Esquilandia de la San Juan...

Debo confesarlo: Creo que llevaba como veinte años de andar aborreciendo el mar, pero este campo de feria y las caminatas en la arena de estos días han sido impresionantes...

Mar (de playa y frontera parte 2)

Este es el mar. Ese lugar salvaje y furioso, cálido hasta decir no más en estas latitudes y, para estos días, lleno por un mar de gente que se cuenta infinito cual granos de arena en estas playas de origen ígneo. 
Las costas de San Marcos, lugar de contrastes que terminaron por dejarme fascinado de un viaje que ni por broma hubiese planeado hacer en plena Semana Mayor. Así fue que, luego de recorrer tres horas de camino desde mi pequeña ciudad, encontré estos contrastes durante los espacios que me dejó el trabajo de fotografía realizado para cubrir el torneo de Voley que mi prima Gabriela organizó en conjunto con su amiga Lucrecia (la mamá de los poyitos.. jeje) y de la Licenciada Navarijo, alcaldeza plenipotenciaria de la mar del suroeste. 

Playas donde camina la soledad entre el mar de gente. Miles de personas procedentes de las Tierras Altas de San Marcos y Quetzaltenango que viene por distracción o por negocio y que encuentran en el mar ese calor tan fastidioso que irónicamente refresca los espacios cotidianos... Imagino que las olas se llevan la tristeza mar adentro y creo que la imagen de abajo me presta sus argumentos para decir cómo me siento cuando veo la costa: basto mundo de arena que, muchas veces, me sienta grande.

Y termino los días resguardado en los atardeceres, tirado boca arriba para contemplar las nubes esas que en casa puedo tocar (literalmente), que acá están tan lejos... tan altas.

Granizadas (de playa y frontera parte 1)

Nos encontramos en la playa de Ocós, cerca de las instalaciones del restaurante municipal, uno de esos atractivos perdidos a plena vista, Abel es quien prepara las Granizadas.

Migrante, igual que la mayoría de nosotros los que habitamos estas tierras, regresó a Guate después de viajar por todo el hemisferio norte y trabajar en Alaska y México, de donde cruzó para reencontrarse con una tierra de la cual no tenía memoria. Con la idea de comenzar en este nuevo lugar (como la mayoría por acá), se instaló para el feriado de la Semana Santa con su carreta de granizadas de limón, nance y tamarindo  y fue así, en las compras del citado producto que comenzó la conversación que se prolongó por dos días dado su conocimiento de los caminos que yo añoro y mis sapiencias de este país que él ve con tan buenos ojos. 
Parece ser que así, entre granizadas, es que nacen las amistades.