Once años atrás, no recuerdo en realidad con quién estaba hablando, tuve que explicar que a los amigos no se les pide explicaciones, se les quiere, se les respeta la distancia y el silencio, se los extraña y se guarda la esperanza de volver a verlos pronto y bien… el tiempo llega.
Fue la semana última cuando el tiempo dijo que el presente era bueno y tocó recorrer la mayor distancia que jamás había cubierto en un solo día. Tras el primer cuarto del itinerario (el que avance solo) llegué a la ciudad y me encontré de nuevo con Óscar, en cuya compañía y la de su familia optamos por el rumbo de la CA-9 (ahora nombrada como Calzada Jacobo Árbenz Guzmán) y nos dirigimos hacia Petén. El encuentro fue cotidiano, como si el tiempo no hubiese decidido interponer espacio entre dos hermanos que siempre han estado ligados por la memoria, la carretera y el deleite del panorama guatemalteco. Así que un acontecimiento del todo inesperado fue recibir la llamada de mi amigo, invitándome a acompañarle a la Reserva de la Biósfera Maya. ¡Otra vez un microbusito, fiambre musical y mucha historia!
500 kilómetros y 45 más al día siguiente llevaron nuestros pies de nuevo a Tikal, ciudad que también es hermana, que permaneció inmutable en espera de nuestro regreso y que nos recibió sin reclamos, con toda su gallardía. Recorrido perfecto por cada edificio de la antigua urbe que alcanzamos a ver con la luz del día, terminando en el templo IV, donde llegó el momento de guardar la cámara y llenar el alma de energía con todo aquello que desde la cima de aquel monumento gigantesco llenaba nuestros ojos.
Cuatro días en ruta. Sin temor a equivocarme puedo decir que fueron en la compañía idónea y en el momento preciso; que el tiempo trascurrido desde los viajes de la década pasada hasta este nuevo trayecto ha sido bueno y que los lazos de hermandad construidos en la carretera son imposibles de romper, son en extremo sólidos y bien dispuestos, como los bloques de caliza que forman cada una de las estructuras desde las que contemplamos la selva en esa recién concluida jornada.