lunes, 23 de noviembre de 2009

Resguardo Temporal


 
 
Llega uno cargado de telenques, con toda la ciencia y la locura que le permiten urgar los recobecos de la memoria guardada en objetos, en inmuebles viejos, en cerámicos rastros que aparecen por los caminos ancestrales y el güipil se teje de un descubrimiento que tiene más valor que las vasijas con hombrecitos pintados y los fragmentos de piedra finamente tallada de las Tierras Bajas: Acá en las Tierras Altas uno, sin tanta teoría, llena las arcas con la hermandad naciente.
A ratos como los tiestos en el camino, la amistad parece escondida, pero termina dejándose ver al resguardo de los muros de una Casa Vieja que llena de música la calle. Y siguiendo el rastro de aquellas evidencias, el camino muestra un gran hallazgo de las relaciones de intercambio de pueblos lejanos, de hermanos que vienen desde allá donde nace el sol.
Así anda uno de pata de perro encontrando el universo en las faldas del Tolimán, entre beneficios antiguos, cerros, cafetales, caminos llenos de leyendas y de historias mágicas. Así encuentra uno el pasado entremezclándose con una realidad que a ratos envuelve e invita a quedarse por un largo tiempo al cobijo de los volcanes que ven nacer al Madre Vieja.

Mi gratitud sincera a Wilson, Chacho, Fredy, Tavo y Mauricio por la puerta abierta. Mi profundo respeto para nuestros intrépidos guías en cada finca y paraje de San Lucas Tolimán.      

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