viernes, 12 de junio de 2009

Algo de la Arqueología de Sacapulas (primera parte)




Quizá la experiencia prolongada más satisfactoria de mis últimos diez años (que de a poco van pesando) ha sido trabajar en Sacapulas, pueblo cálido, que tiene una mezcla única de pasado y presente. En esta región del Centro Oeste de Quiché se estableció una cantidad considerable de población durante la Época Prehispánica, probada mediante restos de plazas y edificios diseminados en las márgenes del Chixoy aunados a la densa cantidad de materiales cerámicos que permiten datar la ocupación para un período no menor a 1800 años considerando que, a la fecha, el lugar de los Tujales sigue formando uno de los ejes principales de la dinámica antrópica de aquellas tierras.

En cuanto a evidencia material, el sitio de mayor relevancia es Chu'Taxtyoox (imagen superior, captada durante los reconocimientos del año 2007). Este sitio fue edificado en la cima de una colina bastante escarpada y, por ende, de difícil acceso, debiendo caminar la mayoría de las veces abrumados por el calor del cual no se encuentra refugio entre el chaparral espinoso. En el emplazamiento se han identificado unos veinte edificios cuyas paredes se encuentran recubiertas con varias capas de estuco (en casos contados hemos recuperado fragmentos pintados del emplasto de cal). La arquitectura responde a estilos irradiados desde el Altiplano Central Mexicano, datados aproximadamente para el siglo XIII dC.

En Chu'Taxtyoox llevamos a cabo tres temporadas de campo formales, además de las visitas periódicas que, por lo menos hacen que lleguemos a la cumbre, hasta la cúspide del templo principal, como mínimo una vez por año. De cada visita hemos recabado una infinidad de experiencias, aprendiendo a llevar la vida al ritmo de la comunidad, acompañando la celebración de "costumbre", hablando algunas palabras en el idioma local, identificando los nombres de las especies vegetales que conforman el ecosistema y, entre otras cosas, encontrando el modo para entrelazar la investigación con la mística de una región que en cada persona guarda algo mágico, algo que siempre tiene que ver con aquellas ruinas, "iglesias viejas", como les llaman por allá.

Lo real se mezcla con la leyenda, lo contemporáneo con el pasado de siglos atrás y no pudiese ser de otra manera en el Puerto Cálido del Altiplano que a sus pies ve como nace el arcoiris cada que deja de llover.





2 comentarios:

Hanna dijo...

Bueno, y aparte del montarral y de que queda más escondido q donde el diablo dijo Amen.... que de bonito tiene Sacapulas q lo secuestra la mayor parte del año??????

Anónimo dijo...

Increíble lugar que me permitiste conocer (por tu trabajo)en una de mis incalculables visitas a tu hermoso país, del cual ya me siento parte, creo que hoy soy mas chapín que chilango. Espero me sigas invitando a colaborar contigo en el conocimiento de la cultura que es común para nuestras dos naciones. Congratulaciones desde el Anáhuac por este blog.
Jorge Miguel